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Creyente de Corazón

Romanos 2:21 “Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo?"
Ana Arévalo, 21 de Septiembre de 2025

Romanos 2:17-29 es un pasaje que habla acerca de la ley y los judíos. Deja ver que ellos que tienen la ley y conocen lo que dice la palabra, son tropiezo para los gentiles: “23Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? 24Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros”.

Si esto lo trasladamos a nuestro tiempo, como cristianos, que hablamos que somos el pueblo de Dios redimidos en Cristo, ¿Cuántas veces y con tanta ligereza juzgamos a otros? Nos enorgullecemos de ser diferentes porque hemos entregado nuestras vidas a Cristo, pero cuantas veces somos tropiezo para aquellos que están a nuestro alrededor.

En este pasaje Pablo está hablando de la circuncisión, sin embargo, les exhorta a ver que no es tan solo el acto de la circuncisión exterior sino la del corazón. Esto hoy en día nos habla de que no vale llamarse cristiano y proclamar que hemos aceptado a Cristo, sino lo que el mundo está viendo en cada uno de nosotros. 28Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne”.

Dios nos está llamando (como hijos suyos, y ciudadanos de su pueblo) a ser cristianos, es decir seguidores de Cristo, y poder ser un testimonio de luz y sal en medio de una sociedad que ha perdido sabor y está confusa y en tinieblas, “29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Cada uno de nosotros somos llamados cristianos no porque sea un nombre y hagamos una oración, sino por lo que es nuestro interior y nuestra circuncisión es la de un corazón lleno de alabanza y gratitud a nuestro Dios.

Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo” Romanos 2:1

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