Últimamente hay días en los que me miro al espejo y noto señales del paso del tiempo: pequeñas arrugas, canas, y una energía que ya no se recupera con la misma facilidad. Mi cuerpo me recuerda que el tiempo avanza y que no soy invencible.
También hay momentos en los que mi alma se siente agotada, como si las fuerzas internas también se desgastaran frente a los desafíos y preocupaciones.
Pero este versículo me abraza como una firme promesa: “Por eso no nos desanimamos. Aunque nuestro cuerpo se va gastando, nuestro espíritu va cobrando más fuerza.” 2 Corintios 4:16 (LTA) Aunque por fuera nos desgastemos, por dentro podemos renovarnos cada día cuando vivimos conectados a la fuente constante de vida que es nuestra relación con Él.
Ir a Su presencia, soltar el peso y permitir que Él haga en mí lo que yo no puedo hacer sola. No solo en los días difíciles, sino cada día. ¡Él trae renuevo a tu vida! Esa renovación interior nace de una conexión constante con Dios. En su presencia, mi alma encuentra todo lo que necesita. Él fortalece mi ánimo, ordena mis pensamientos y renueva mi ser.
Por eso, no te rindas. Aunque haya días oscuros, cada día puedes acercarte al Señor y recibir una nueva dosis de vida.
¿Quieres experimentar esa renovación hoy?