Oír y Obedecer
Así como las ovejas reconocen y obedecen la voz de su pastor, los creyentes están llamados a escuchar y seguir la voz de Dios. Aunque obedecer no siempre es fácil, hacerlo trae bendición, paz y dirección divina. No se requiere perfección, sino un corazón dispuesto a rendirse cada día a Su voluntad.