La ciencia más alta, la especulación más sublime, la filosofía más penetrante que puede colmar la curiosidad de un hijo de Dios es el nombre, la naturaleza, la persona, la obra, los hechos y la existencia de un Dios admirable a Quien él llama Padre.
Es un objeto tan vasto que nuestros pensamientos se pierden en su inmensidad, tan profundo que nuestro orgullo se hunde en su infinitud… Ningún objeto de contemplación humillará tanto el entendimiento como el pensar acerca de Dios.
Aquél que a menudo piensa en Dios tendrá una mente más noble que la del que insiste en fatigarse laboriosamente en su mundo insignificante y mezquino… Nada ensanchará el intelecto, nada elevará el alma humana como una devota, solícita, constante investigación del gran tema de la Deidad…
No conozco nada que pueda confortar el alma, que pueda calmar las olas gigantes de angustia y de pena, que declare paz a la tempestad de la prueba, como meditar devotamente en el tema de la Deidad.